David Bowie

El hombre de las mil estrellas

 

Era el 8 de enero de 1947 cuando, en una modesta casa de Brixton, Londres, nacía David Robert Jones. El mundo lo conocería como David Bowie: un nombre que, como un planeta lejano, se convertiría en sinónimo de transformación, experimentación y arte sin límites. Desde joven, Bowie rechazó cualquier etiqueta. Su vida fue una mutación continua: Ziggy Stardust, Aladdin Sane, The Thin White Duke... cada rostro era una revolución.

Su música mezclaba rock, electrónica, teatro, pintura y poesía. Su mirada, una mirada bicolor debido a una pelea juvenil, se convirtió en el símbolo de una visión diferente, lateral, extraterrestre. Bowie no era solo un cantante: era una idea encarnada, un universo que se ampliaba con cada álbum.

En 1972 llevó al androide Ziggy al escenario y cambió la historia de la música. En los años 80 dominó con temas como Let's Dance y Under Pressure, y actuó en el cine con la misma elegancia alienígena. Siempre un paso por delante, siempre fluido, siempre listo para renacer.

Murió el 8 de enero de 2016, exactamente el día de su cumpleaños, después de dejar Blackstar, su último disco-testamento, como una despedida poética y oscura. Aún hoy, Bowie no deja de inspirar a quienes se atreven a ser diferentes.

En 1973, durante un concierto en Londres, Bowie anunció que «este es el último espectáculo que haremos jamás». El público pensó que se estaba despidiendo de la música. En realidad, solo se estaba despidiendo de Ziggy Stardust, matando en directo a su alter ego para poder crear otros nuevos.

ICONICOMIX lo celebra

porque convirtió la identidad en un acto artístico. Bowie aceptó la diversidad, la fluidez de género y la libertad de expresión, desafiando todas las expectativas.

Enseñó que no hay que adaptarse al mundo, sino cambiarlo con el propio estilo.

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